mayo 19, 2025
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Por Luis Martínez Alcántara

José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay, no solo es recordado por su peculiar estilo de gobernar desde la sencillez y la coherencia, sino también por sus frases profundas, cargadas de filosofía, crítica social y humanidad. Su manera de ver la vida, muchas veces alejada del protocolo político, lo convirtió en una figura admirada a nivel mundial.

Mujica, quien fue presidente entre 2010 y 2015, pasó de ser guerrillero tupamaro a referente moral global, destacando siempre por su humildad y su pensamiento reflexivo.

Una de sus frases más compartidas en redes sociales es: “Cuando compras algo, no lo pagas con dinero, lo pagas con el tiempo de tu vida que tuviste que gastar para ganar ese dinero”. Con esta poderosa reflexión, Mujica cuestionaba el modelo de consumo y nos invitaba a pensar en qué usamos nuestra existencia. Su idea era clara: el tiempo es el verdadero capital de los seres humanos, y desperdiciarlo en la acumulación sin sentido nos aleja de lo que realmente importa.

Mujica también dejó clara su visión sobre el poder y la política: “La política es la lucha por la felicidad de todos”. A diferencia de muchos líderes que asocian el poder con privilegios, él lo entendía como una forma de servicio. Rechazaba los lujos, vivía en su chacra, conducía su propio auto y donaba gran parte de su salario. Su coherencia entre discurso y acción le valió el respeto de sus críticos y el cariño de su pueblo.

En sus últimos discursos y entrevistas, dejó un mensaje dirigido especialmente a los jóvenes: “Que amen la vida, que no se dejen robar la esperanza”. En un mundo marcado por la incertidumbre y la desigualdad, Mujica llamaba a no perder la fe en la transformación colectiva y en la capacidad de cada persona para contribuir con un mundo mejor. Su llamado a vivir con compromiso, pero también con alegría, sigue resonando con fuerza.

A través de sus frases, Mujica nos recuerda que la verdadera revolución está en los valores: la libertad, la solidaridad, la conciencia del tiempo y el amor por la vida. Hoy, más que nunca, su legado de palabras nos ofrece una brújula ética en tiempos de confusión. Escuchar a Mujica no es solo un acto de memoria, sino también una invitación a pensar y vivir de manera más auténtica.

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